martes, 28 de agosto de 2007

Las lineas de la vida

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Los caprichos de una parra contra el cielo.
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martes, 21 de agosto de 2007

Me llamo mar...

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Aquí en la isla
el mar
y cuánto mar
se sale de sí mismo
a cada rato,
dice que sí, que no,
que no, que no, que no,
dice que si, en azul,
en espuma, en galope,
dice que no, que no.
No puede estarse quieto,
me llamo mar, repite
pegando en una piedra
sin lograr convencerla...
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Fragmento de "El Mar", de Pablo Neruda.
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¡Hombre libre, siempre amaras el mar!
El mar es tu espejo; contemplas tu alma
En el acontecer infinito de su ola,
Tu espíritu no es un abismo menos amargo.
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Te gusta hundirte en el seno de tu imagen;
La abrazas con los ojos y los brazos, y tu corazón
Se distrae a veces de su propio rumor
Al ruido de ese quejido indomable y salvaje.
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Sois los dos tenebrosos y discretos:
Hombre, nadie sondeó el fondo de tus abismos;
¡Oh mar, nadie conoce tus íntimas riquezas,
Tan celosos sois de guardar vuestros secretos!
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Y sin embargo hace innumerables siglos
Que combatís sin piedad ni remordimiento,
Tanto os gusta la masacre y la muerte,
¡Oh luchadores eternos! ¡oh hermanos implacables!
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"EL hombre y el mar", de Charles Baudelaire.
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Fotos sacadas en Mar del Plata entre enero y julio de 2006.

jueves, 16 de agosto de 2007

Una sombra ya pronto serás...


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..." Volvió a llover durante la noche y al despertar descubrí en el cielo un color como no había visto nunca. Desde la ventana parecía una serpentina suspendida sobre la llanura. La curva envolvía las estrellas y de ese lado del cielo llegaba una sinfonía lánguida arrastrada por el viento. Me vestí y salí al patio. Para mí, esa hora y esa luz habían sido siempre de partida y de presagio"...
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..." un alambrado que se perdía a la distancia y protegía un mundo que me era ajeno y hostil. De pronto recordé que había soñado con eso: Un laberinto asfixiante en el que por más que caminara siempre estaba en el mismo lugar. Algo me atrajo, quizá la incertidumbre o mi propio miedo, y me largué a correr hacia cualquier parte"...
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"Una sombra ya pronto serás", Osvaldo Soriano

martes, 7 de agosto de 2007

Anhedonia, o el triunfo del placer...

Anhedonia es otra de mis gatitas, y a pesar de lo que su nombre significa, es uno de los animales mas dulces y cariñosos que hay en el mundo. Tranquila y nerviosa, callada o comunicativa, va cambiando de estado de animo igual que yo. Tiene muchas gracias y realiza algunas piruetas de las que otro día daré cuenta.
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(...)El día que nací había un gato esperando al otro lado de la puerta. Mi padre fumaba en Mar del Plata, en el patio. Mi madre dice que fue un parto difícil, a las cuatro y veinte de la tarde de un día de verano. El sol rajaba la tierra. Los jóvenes Borges y Bioy Casares paraban cerca de ahí, en Los Troncos alucinando las historias de don Isidro Parodi. A Borges lo seguían los gatos. En una de sus fotos más hermosas está junto a María Kodama, que tiene uno en brazos; Borges lo acaricia como a un amigo. A mi un gato me trajo la solución para Triste, solitario y final. Un negro de mirada contundente , muy parecido a Taki, la gata de Chandler. Otro, el negro Veni, me acompañó en el exilio y murió en Buenos Aires. Hubo uno llamado Peteco que me sacó de muchos apuros en los días en que escribía A sus plantas rendido un León. Viví con una chica alérgica a los gatos y al poco tiempo nos separamos. En París, mientras trabajaba en El ojo de la patria, en un quinto piso inaccesible, se me apareció un gato equilibrista caminando por la canaleta del desagüe. Para sentirme más seguro de mi mismo puse un gato negro al comienzo y uno colorado al final de Una sombra ya pronto serás. Para decirlo mal y pronto: hay gatos en todas mis novelas. Soy uno de ellos perezoso y distante. Aunque nunca aprendí la sutileza de la especie. Ahora mismo, una de mis gatas se lava la manos acostada sobre el teclado y tengo que apartarla con suavidad Para seguir escribiendo.
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Todos los escritores con corazón se han ganado un gato que los sigue y los protege. Tal vez el de Gibbins, cercado por el fuego, le haya pedido auxilio en nombre de los gatos inspiradores: el del Dante, el de Baudelaire, el de Lewis Carrol, el de Borges. Y ahí fue el director de pobres películas, a purificarse en el incendio y cumplir con el ritual de todos los demonios.Un escritor sin gato es como un ciego sin lazarillo. No es posible usar al gato para nada personal, no hay manera de privatizarlos. En La noche americana, Francois Truffaut aconseja a las realizadores de cine no meterse jamás con un gato en acción.
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Cuando yo era chico mi gato Pulqui era mono, león, pirata y bandolero. Yo lo acechaba entre las plantas del jardín y me le tiraba encima con el cuchillo de madera entre los dientes. Ahora mi hijo combate contra la gata Virgula que le devuelve los golpes. Son arañazos de mentira, en un revoltijo de sillas volteadas y malvones floridos. Las suyas, como las mías antes, son fantasías de selvas y mares, de castillos y mosqueteros. Esos años felices e irrecuperables en los que uno aprende, si aprende algo, que los gatos nos traen a domicilio el misterio de la creación. Chandler les atribuía toda la sabiduría y creía que provocaban la explosión creadora. Un día le pidieron que hablara de Philip Marlowe y prefirió que fuera Taki la que la hiciera por él. Pretendía que era la gata quien escribía sus novelas bien entrada la noche: A mí suele pasarme algo parecido. Poe, Lovecraft y Matheson asociaron los gatos al horror; en los dibujos animados Willam Hanna y Joe Barbera le dieron a Tom El papel de víctima y al ratón Jerry el de la picardía.
Hace unos días, una investigadora que prepara un libro de reportajes a escritores argentinos nos pidió a sus entrevistados que trazáramos cada uno una breve autobiografía. ¿Como hacerlo? ¿Cómo hablar de nosotros si no sabemos quienes somos? Le dije que yo no tengo biografía. Me la van a inventar los gatos que vendrán cuando yo esté, muy orondo, sentado en el redondel de la luna.
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Educación Sentimental por Osvaldo Soriano (Fragmento)

miércoles, 1 de agosto de 2007

Los huesos de los árboles

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..."la tierra nunca se olvida que el árbol es su primer pensamiento"...
Cuando los ángeles viajan, León Gieco
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Estas fotos son de las raíces de un árbol,
que lucha año tras año contra las inundaciones del Río Salado (en Villanueva, Pcia. de Buenos Aires).