domingo, 4 de mayo de 2008

Salta... la enorme

" El alma salteña en cada baguala está,
animándole la copla
que lleva el viento en el andar;
sobre el rumor de las carpas
antiguas de Salta desde el carnaval "
El alma Salteña


2 comentarios:

Osvaldo Nicolás dijo...

LOS CUARENTA

Estaba yo casi pisando los cuarenta, felizmente casado y con una hija y un hijo. Parecía que nuestra familia seria solo de cuatro, pero no. En esos días, Carmen, mi esposa me anuncia que estaba embarazada. Como reaccioné, con alegría, nuestros hijos de la misma forma, les encantaba la idea de un hermanito, Gaby deseaba que fuera niña y Osvaldo que fuera niño. Luego de la algarabía, la reflexión, la incógnita. Naty, que así la llamamos nacería un día antes que yo cumpliera 40 años y me pregunté, ¿no habrá entre ella y yo una generación intermedia? Podré acompañarla en su crecimiento y formación, ¿la entenderé, me entenderá? Eran reflexiones o preocupaciones, en realidad una mezcla de las dos. Confiaba en que la reflexión me quitaría las incógnitas que me planteaba y me aclararía el camino por recorrer. Rápidamente reaccioné, somos una familia y como familia sabremos darle a la pequeñita todo lo que necesite con mucho amor. Mi esposa era una madraza que había sabido encaminar la atención de nuestros dos hijos sin el suficiente acompañamiento de mi parte que dedicaba demasiado tiempo a mi trabajo (esto lo entiendo ahora, casi después de tres décadas) Por otra parte, yo confiaba en que los hermanos “mayores” acamparían el cuidado y formación de Naty y que me secundarían “fielmente”. Naty fue una hermosa beba, (todavía lo es) una niña aplicada, una adolescente sin mayores “dolencias” y universitaria decidida y destacada. Particularmente pienso que hay que ser valiente para dedicarse al arte, pero Naty lo es. Por mi parte, a la hora del análisis me encuentro con que Carmen cumplió como era de suponer, los chicos mayores, a medias, ya que al tiempo que la cuidaban de toda amenaza, también eran sus “cómplices de aventuritas” y la consentían más que lo esperable, al menos más que lo esperable, según mi manera de ver. Finalmente Naty es hoy una mujer a la que sigo tratando de comprender y acompañar. No estoy seguro que comprenda mis reacciones de padre, preocupado porque no tengo ya la suficiente fuerza para protegerla como deseo y que mi amor por ella me provocan reacciones adolescentes y por lo tanto “desubicadas”, que por supuesto, no pretendo que ella comprenda, pero que seguiré teniendo, porque la amo y estoy feliz de tener una hija como ella, que me canta las cuarenta.
Papá, 4 de Septiembre del 2008

Anónimo dijo...

Sigo paseando en el blog , ahora emocionada por las palabras de tu papa ..